En nuestro Gabinete consideramos que hay un uso indiscriminado de los psicofármacos, que no se está realizando una buena praxis profesional respecto a ellos.
Desde la medicina/psiquiatría en el momento que una persona se siente mal emocionalmente con demasiada rapidez se recomienda el uso de un ansiolítico y un antidepresivo.
Estos psicofármacos se usan durante meses/años sin tener en cuenta si están produciendo el efecto esperado.
Este uso abusivo incluso puede convertir a muchas personas, con malestar emocional, en enfermos crónicos.
Situaciones en la que es necesario el uso de psicofármacos
Entendemos que hay situaciones en las que es necesario el uso de dichos psicofármacos, situaciones de un importante sufrimiento en las que una persona necesita inicialmente dicho psicofármaco para poder dormir o estar un poco más relajada y para poder poner en marcha estrategias cognitivo-emocionales para abordar el problema.
A Emociona Psicología acuden cada vez más personas que llevan años usando psicofármacos que no están produciendo que se sientan mejor. Uso que han ido aumentando tanto en cantidad como potencia y que lo único que consiguen es que dejen de sentir.
Contacta con nuestro equipo de psicólogos para estudiar tu caso y así poder ofrecerte alternativas más efectivas.
Reconocemos que hay casos de cierta gravedad que requieren que la persona utilice un psicofármaco, pero nunca con la generalización que se está haciendo donde con una intervención psicológica la persona aprende a enfrentar sus síntomas, a mejorar de su sufrimiento sin la necesidad de ningún psicofármaco.
Otro de los problemas graves que acarrea ese abuso de psicofármacos es que se ven afectadas las funciones cognitivas superiores, es decir, el cerebro está aletargado, enlentecido y a la hora de poner en marcha recursos, para hacer frente a la situación de malestar, dichos recursos se ven limitados por el uso indiscriminado de psicofármacos por esa afectación en los procesos de pensamiento.
Muchas personas refieren que no sienten lo malo pero tampoco lo bueno, un estado de planicie emocional. “No siento el sufrimiento tan intensamente pero tampoco soy capaz de disfrutar de la cosas, de percibir las emociones positivas de la vida”.
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